
Wes Anderson por fin se consagra con su nueva obra y acaba redondeando todas sus obsesiones y todos sus juegos de cámara y colores en un hotel del que es imposible salir descontento, hablamos de "El gran hotel Budapest".
El cine de este hombre alejado de las cosas fáciles y sobre todo lleno de originalidad siempre ha estado bordeando lo cómico, pero siempre con un poso de tristeza y soledad como ocurría en Los Tenenbaums, siempre con una mirada llena de un falso optimismo como podía pasar en esa historia de trenes y hermanos en ese "Viaje a Darjeling".
Con su anterior película "Moonrise Kingdom" demostró un pequeño cambio de rumbo que se hace latente en este nuevo viaje.
Creemos en este tipo de cine capaz de demostrar que la originalidad sigue viva, que después de tanto tiempo y tantas películas hay directores capaces de sorprender.
Te puede gustar más o menos pero hay mucho trabajo y talento detrás de este "Gran Hotel Budapest".
Aparte de todo esto, Wes debe ser un gran tipo porque es difícil concebir que un director sea capaz de reunir un reparto tan variado y de calidad.
Esperamos que su estancia sea de su agrado.
La crítica no puede estar más a su favor, ahora la pelota está en el tejado del espectador.